Bebida ingerida que se recuerda:
*8 litros de cerveza normal
*4 litros de cerveza de 7.5% vol.
*8 gintonics
*2 megachupitos de tequila
*2 chupitos de vodka
*1 chupito de Jägermeister
Incidentes que se recuerdan:
*Aterrizaje a los pies de un segurata
*Hostia con una tarima de discoteca
*Múltiples caídas desde un banco de madera
*Innumerables golpes en las espinillas contra el mismo banco
*Golpe con una jarra de litro en la boca
Resultados visibles:
*Dolor general
*Heridas en las espinillas
*Moratones varios
*2 quemaduras de cigarro
*Pérdida de un trozo de diente
martes, 24 de marzo de 2009
domingo, 8 de marzo de 2009
Cienciología
Resulta que había quedado con unas muchachas biólogas de un proceso de selección con las que había ido a un museo por la tarde, para cenar. Una colombiana peso mosca bastante simpática, una griega un poco bruta, y una especie de monstruo que se pasó en el museo un huevo de rato en una sala con relojes de sol, que era un coñazo. Es una de esas personas con los ojos superabiertos que te miran fijamente con una sonrisa como de mantis religiosa. Esta era alemana, y eso lo vuelve todo siempre mucho más confuso.
Al tema: que llegué CUARENTA minutos antes al lugar. Porque no tenía otra cosa que hacer. Me dije vamos a echar un cigarrito calle arriba a ver qué encontramos en lugar de esperar en la boca del metro. Y hete aquí que me vi premiado por el altísimo, pues vi a un tipo con una chaqueta amarilla repartiendo papelitos amarillos y parando a la gente, y en su mono amarillo ponía algo de Dianetics. Así que pasé por su lado en una pasada de reconocimiento y luego me di la vuelta para pasar por su lado muuuuyyy leeennntameeeente, mirando a los escaparates como si no tuviera otra cosa que hacer que esperar, poniendo cara de estar abierto a todo pero a la vez muy despistado en el mundo. Total, que sí, que me para y me da un papel y me paro y se lo cojo y le digo que muchas gracias... y entonces me dice "haben Sie ein Gedanke gesehen?" (has visto un pensamiento?) y yo entiendo todas las palabras pero me imagino que algo no habré entendido, y le digo que tengo el alemán malito. Pero no, me sonríe y le veo un diente de oro y me dice en inglés lo mismo, que si he visto un pensamiento, y yo pongo mi cara de estas ocasiones de gran perplejidad y le digo que no[1]. Me dice que si quiero ver uno, que le acompañe. Le digo que solo tengo cinco minutos y me dice "bien, solo necesito dos". Y le acompaño a su edificio, fuera de la calle principal, en una más secundaria. Se me pasa por la cabeza que me vaya a matar o a violar o algo, pero luego pienso que estoy en Alemania y que nada me puede pasar, y le sigo mientras le digo que soy bastante escéptico y que pienso que la cienciología es una pseudociencia. El tío del diente de oro me responde que no, que es ciencia porque funciona, porque mucha gente ha comprado el libro y le funciona. Y luego hace LA PRUEBA. Me dice: si tiro este papel, qué pasará? y digo: pues que se cae. Y entonces lo tira y el papel tarda un rato larguísimo en llegar al suelo, y los dos ahí observándolo en silencio y cuando llega al suelo dice. ¿ves? esto es ciencia, pues la cienciología lo mismo. Yo me quedo sin nada que responder y digo, en fin, veamos como acaba esto.
Finalmente llegamos al lugar y tras pasar por una recepcionista y unos que hay por ahí de muchas razas que todos me saludan como diciendo "amigooo nueeevooo" me llevan a una sala enorme que tienen con tres o cuatro con camisa que me miran como a una presa fresca y mi nuevo amigo del diente de oro dice "alguien que hable inglés?" así como apurado, porque tiene prisa por volver a repartir papelorios amarillos. Me deja con un alemán que se llama Roman (aunque yo no dejo de llamarle Robin, no sé por qué), que lleva una camisa azul y tiene los ojos a juego, que me hace sentarme junto a un ARTILUGIO que tiene toda la pinta de multímetro o amperímetro de los años cincuenta, del que salen dos cables que acaban en unos electrodos como latas de cocacola que hay que coger. Le digo que solo tengo cinco minutos y me dice que estupendo, que solo me va a quitar dos (parece algo que dicen todos), luego le comento que soy muy escéptico y me dice que estupendo, que eso es muy bueno, que significa que sé pensar por mí mismo. Me da los electrodos y me dice que no apriete, ni que los mueva ni nada, que eso arruinaría las mediciones. Y me dice que piense en algo triste. Me pongo a pensar en mi abuelo que se murió y efectivamente la aguja del cacharro se mueve a la izquierda. Luego me dice que ya está, que lo he hecho muy bien y me cuenta un rollo sobre que todos los momentos malos que pasa uno se quedan registrados en la mente de uno. Yo le escucho atentamente y mientras la aguja se sigue moviendo. Así que el diálogo es " -oiga, la aguja se sigue moviendo. -¿en qué estabas pensando? -en nada, solo te escuchaba, Robin. -Ah, pero es que has movido los brazos. -Ok, será eso, continúe." y me dice que en qué pensaba, y le digo que en cuando murió mi abuelo y pone una cara de INFINITA COMPRENSIÓN que me da un poco de miedo y me empieza a dar la tabarra con que si era muy importante para mí y que si estábamos muy unidos y lo veo ahí como que ha encontrado una parte blanda en la que hincar el diente. Pero yo bastante impasible pese al acoso emocional. En fins, luego me pregunta si me puede pellizcar y le digo que por qué no, y me pellizca y la aguja se vuelve a mover. Para resumir, que a partir de aquí todo esto resulta que para este Robin justifica una teoría que es:
-Tenemos una memoria que se podría llamar inconsciente pero que se llama resistiva porque, aclara, la memoria inconsciente en realidad es consciente (esto lo dice como si estuviera revelando algo muy putamare). Y que esta memoria resistiva te guarda absolutamente todo lo malo que vives aunque estés en coma, o en la barriga de tu madre o en otra vida. (todo esto lo demuestra que la aguja se mueva si te pellizcan)
A mí se me hace un poco tarde, así que abrevio y le digo que algo sé, que ya conozco de qué va y que sé que luego con la dianética te hacen confesar todas esas malas vivencias y te limpian, y me dice que cómo sé tanto, que si soy psicólogo, y le digo que no, que lo he leído en la wikipedia (aunque en realidad es que a mí esto de la cienciología me parece una gilipollez de lo más divertida y estuve leyendo de qué iba, que está muy gracioso porque te sacan que alguien gritó cuando estabas en la barriga de tus males y eso es la fuente de todos tus males) y que soy ingeniero. Me dice que eso está muy bien, que los ingenieros podemos controlar el poder de la cienciología mejor que otras personas. Me quiere regalar un libro gordote con letras doradas de cienciología, pero le digo que no puedo aceptarlo (me da un poco de acojone que me empiecen a pedir datos y tal), y le digo que me tengo que ir. En ese momento se le cambia la cara y casi ni se despide de mí. Me salí y todo el mundo me saludó muy alegre menos Robin.
Todo el edificio y la sala y todo olía a dinero.
Vuelvo al metro, aparecen las biólogas, me preguntan que si he esperado mucho, les digo que me han cogido unos cienciólogos y me han puesto electrodos en las manos y cambian de tema sin preguntar nada más (¿?).
Y eso es todo.
Luego fui a casa y me encontré a Lluís en el skype y le estuve contando la historia. A Lluís le parecía gente peligrosa y no se atrevió a acercarse en su momento. (Lluís y yo cada quince días
recibíamos a una patrulla de testigos de jehová de lo más amables y les dábamos coba durante un buen rato, aclaro).
[1]:Hace unos años conseguí que me pararan los mormones y me enseñaron una lámina de cristo padre que estaba clarísimamente entre los mayas o entre los incas, pero que vamos, eran todo indios medio desnudos como los de apocalipto pero en simpático, con plumas, y me dijeron que dónde estaba jesús, y les dije... eh, ¿en galilea? y me dijeron sonrientes que no, que me fijase más, hasta que pensé, venga, vamos a ello, está con los mayas, y me sonrió muchísimo como si fuese listísimo o algo y luego me dijo que jesús está en todas partes y me contó historias de resplandores que se aparecen en las arboledas.
Al tema: que llegué CUARENTA minutos antes al lugar. Porque no tenía otra cosa que hacer. Me dije vamos a echar un cigarrito calle arriba a ver qué encontramos en lugar de esperar en la boca del metro. Y hete aquí que me vi premiado por el altísimo, pues vi a un tipo con una chaqueta amarilla repartiendo papelitos amarillos y parando a la gente, y en su mono amarillo ponía algo de Dianetics. Así que pasé por su lado en una pasada de reconocimiento y luego me di la vuelta para pasar por su lado muuuuyyy leeennntameeeente, mirando a los escaparates como si no tuviera otra cosa que hacer que esperar, poniendo cara de estar abierto a todo pero a la vez muy despistado en el mundo. Total, que sí, que me para y me da un papel y me paro y se lo cojo y le digo que muchas gracias... y entonces me dice "haben Sie ein Gedanke gesehen?" (has visto un pensamiento?) y yo entiendo todas las palabras pero me imagino que algo no habré entendido, y le digo que tengo el alemán malito. Pero no, me sonríe y le veo un diente de oro y me dice en inglés lo mismo, que si he visto un pensamiento, y yo pongo mi cara de estas ocasiones de gran perplejidad y le digo que no[1]. Me dice que si quiero ver uno, que le acompañe. Le digo que solo tengo cinco minutos y me dice "bien, solo necesito dos". Y le acompaño a su edificio, fuera de la calle principal, en una más secundaria. Se me pasa por la cabeza que me vaya a matar o a violar o algo, pero luego pienso que estoy en Alemania y que nada me puede pasar, y le sigo mientras le digo que soy bastante escéptico y que pienso que la cienciología es una pseudociencia. El tío del diente de oro me responde que no, que es ciencia porque funciona, porque mucha gente ha comprado el libro y le funciona. Y luego hace LA PRUEBA. Me dice: si tiro este papel, qué pasará? y digo: pues que se cae. Y entonces lo tira y el papel tarda un rato larguísimo en llegar al suelo, y los dos ahí observándolo en silencio y cuando llega al suelo dice. ¿ves? esto es ciencia, pues la cienciología lo mismo. Yo me quedo sin nada que responder y digo, en fin, veamos como acaba esto.
Finalmente llegamos al lugar y tras pasar por una recepcionista y unos que hay por ahí de muchas razas que todos me saludan como diciendo "amigooo nueeevooo" me llevan a una sala enorme que tienen con tres o cuatro con camisa que me miran como a una presa fresca y mi nuevo amigo del diente de oro dice "alguien que hable inglés?" así como apurado, porque tiene prisa por volver a repartir papelorios amarillos. Me deja con un alemán que se llama Roman (aunque yo no dejo de llamarle Robin, no sé por qué), que lleva una camisa azul y tiene los ojos a juego, que me hace sentarme junto a un ARTILUGIO que tiene toda la pinta de multímetro o amperímetro de los años cincuenta, del que salen dos cables que acaban en unos electrodos como latas de cocacola que hay que coger. Le digo que solo tengo cinco minutos y me dice que estupendo, que solo me va a quitar dos (parece algo que dicen todos), luego le comento que soy muy escéptico y me dice que estupendo, que eso es muy bueno, que significa que sé pensar por mí mismo. Me da los electrodos y me dice que no apriete, ni que los mueva ni nada, que eso arruinaría las mediciones. Y me dice que piense en algo triste. Me pongo a pensar en mi abuelo que se murió y efectivamente la aguja del cacharro se mueve a la izquierda. Luego me dice que ya está, que lo he hecho muy bien y me cuenta un rollo sobre que todos los momentos malos que pasa uno se quedan registrados en la mente de uno. Yo le escucho atentamente y mientras la aguja se sigue moviendo. Así que el diálogo es " -oiga, la aguja se sigue moviendo. -¿en qué estabas pensando? -en nada, solo te escuchaba, Robin. -Ah, pero es que has movido los brazos. -Ok, será eso, continúe." y me dice que en qué pensaba, y le digo que en cuando murió mi abuelo y pone una cara de INFINITA COMPRENSIÓN que me da un poco de miedo y me empieza a dar la tabarra con que si era muy importante para mí y que si estábamos muy unidos y lo veo ahí como que ha encontrado una parte blanda en la que hincar el diente. Pero yo bastante impasible pese al acoso emocional. En fins, luego me pregunta si me puede pellizcar y le digo que por qué no, y me pellizca y la aguja se vuelve a mover. Para resumir, que a partir de aquí todo esto resulta que para este Robin justifica una teoría que es:
-Tenemos una memoria que se podría llamar inconsciente pero que se llama resistiva porque, aclara, la memoria inconsciente en realidad es consciente (esto lo dice como si estuviera revelando algo muy putamare). Y que esta memoria resistiva te guarda absolutamente todo lo malo que vives aunque estés en coma, o en la barriga de tu madre o en otra vida. (todo esto lo demuestra que la aguja se mueva si te pellizcan)
A mí se me hace un poco tarde, así que abrevio y le digo que algo sé, que ya conozco de qué va y que sé que luego con la dianética te hacen confesar todas esas malas vivencias y te limpian, y me dice que cómo sé tanto, que si soy psicólogo, y le digo que no, que lo he leído en la wikipedia (aunque en realidad es que a mí esto de la cienciología me parece una gilipollez de lo más divertida y estuve leyendo de qué iba, que está muy gracioso porque te sacan que alguien gritó cuando estabas en la barriga de tus males y eso es la fuente de todos tus males) y que soy ingeniero. Me dice que eso está muy bien, que los ingenieros podemos controlar el poder de la cienciología mejor que otras personas. Me quiere regalar un libro gordote con letras doradas de cienciología, pero le digo que no puedo aceptarlo (me da un poco de acojone que me empiecen a pedir datos y tal), y le digo que me tengo que ir. En ese momento se le cambia la cara y casi ni se despide de mí. Me salí y todo el mundo me saludó muy alegre menos Robin.
Todo el edificio y la sala y todo olía a dinero.
Vuelvo al metro, aparecen las biólogas, me preguntan que si he esperado mucho, les digo que me han cogido unos cienciólogos y me han puesto electrodos en las manos y cambian de tema sin preguntar nada más (¿?).
Y eso es todo.
Luego fui a casa y me encontré a Lluís en el skype y le estuve contando la historia. A Lluís le parecía gente peligrosa y no se atrevió a acercarse en su momento. (Lluís y yo cada quince días
recibíamos a una patrulla de testigos de jehová de lo más amables y les dábamos coba durante un buen rato, aclaro).
[1]:Hace unos años conseguí que me pararan los mormones y me enseñaron una lámina de cristo padre que estaba clarísimamente entre los mayas o entre los incas, pero que vamos, eran todo indios medio desnudos como los de apocalipto pero en simpático, con plumas, y me dijeron que dónde estaba jesús, y les dije... eh, ¿en galilea? y me dijeron sonrientes que no, que me fijase más, hasta que pensé, venga, vamos a ello, está con los mayas, y me sonrió muchísimo como si fuese listísimo o algo y luego me dijo que jesús está en todas partes y me contó historias de resplandores que se aparecen en las arboledas.
domingo, 1 de marzo de 2009
Fin de fiesta
Un experimento sociológico estupendo es el de ofrecer a veinte sujetos de fuera de la Península, por un lado, una botella de vino de considerable calidad y, por otro, un par de litros de Don Simón o semejante con algo de Fanta, azúcar, un chorro de vodka y unos trozos de melocotón cualquiera. Se comprobará que el vino de calidad queda intacto mientras que la mezcla desaparece en cuestión de minutos. Importante para no contaminar el experimento, es eludir toda pregunta acerca de cómo has fabricado el compuesto, claro. En lugar de eso, puedes dedicarte a contestar cómo has hecho la tortilla de patatas que has puesto de acompañamiento, proceso mucho menos comprometido.
Yo la verdad es que me despisté un momento leyendo la tarjeta de despedida que me habían firmado, y ni probé la tortilla, ni probé el embutido, ni la sangría (aunque esta ya estaba probada). Pero parece ser que todo estaba bastante bueno. Me regalaron además un libro de gramática alemana, y unas golosinas de esas Haribo, que en Alemania nunca faltan.
Uno con el que me llevo muy bien me dijo que sentía que la empresa estuviera tan mal, que me habría contratado si se pudiera contratar a alguien. A saber si sería verdad o efecto del bebercio, pero en fin, nunca está de más oírlo.
Salí de allí bastante contenta, después de encargarme, junto con el otro estudiante que se iba, de que la botella de vino no se desaprovechara.
A otra cosa.
Yo la verdad es que me despisté un momento leyendo la tarjeta de despedida que me habían firmado, y ni probé la tortilla, ni probé el embutido, ni la sangría (aunque esta ya estaba probada). Pero parece ser que todo estaba bastante bueno. Me regalaron además un libro de gramática alemana, y unas golosinas de esas Haribo, que en Alemania nunca faltan.
Uno con el que me llevo muy bien me dijo que sentía que la empresa estuviera tan mal, que me habría contratado si se pudiera contratar a alguien. A saber si sería verdad o efecto del bebercio, pero en fin, nunca está de más oírlo.
Salí de allí bastante contenta, después de encargarme, junto con el otro estudiante que se iba, de que la botella de vino no se desaprovechara.
A otra cosa.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)