martes, 30 de septiembre de 2008

Indumentaria de guerra

Así ha aparecido hoy Housbru vestido:Y más o menos así mi otra companyera de proyecto (a la que a partir de ahora llamaremos Stefan, porque me recuerda muchísimo a mi supervisor en Suiza, que se llamaba Stefan):Yo a cambio he venido en vaqueros.

Lo más sorprendente del traje de tía es que consigue que todas parezcan tener tetas enormes. Todas sin excepción.No sé si eso tendrá que ver con que no se vea a ninguna con el traje de tío... Qué gente más rara.

En fin. Esta tarde vamos a la Oktoberfest todo el departamento. Veremos.

lunes, 29 de septiembre de 2008

Promesas

Mira que existen drogas en este mundo, para que a todos nos haya dado por el alcohol.

A pesar de tener ayer las luces suficientes para no beber más de tres litros y medio de cerveza a lo largo de la tarde, la cabeza no se puede decir que la tenga en su mejor momento. Y un lunes con resaca trabajando es una experiencia que aún no había tenido el gusto de vivir. Había visitado un campo de concentración con resaca, cosa que también debería disfrutar todo el mundo una vez en la vida, pero no había estado tratando de leer cien páginas sobre la transición de productos a servicios en el sector secundario con resaca. Así que aquí estamos, descubriendo nuevas sensaciones.

Al margen del malestar físico, otra maravilla de esta costumbre nuestra es recordar cada una de las cosas que se le ocurrió a uno hacer y decir en ese estado de enajenación mental. Ejercicio que siempre te aporta gratas sorpresas.

Gente a la que le prometimos cosas ayer en la Oktober, hasta donde alcanzo a recordar por el momento:
- A dos tíos enormes que hacen triatlón, les dije que yo también estaba interesada en hacer triatlón, y que empezaría a ir con ellos a nadar.
- A un par de chavales que viven en una ciudad más pequenya a dos horas de Munich, les prometimos que iríamos un fin de semana para allá, y les dijimos que, por supuesto, estaban invitados a casa cualquier fin de semana que quisieran.
- A una pareja de alemanes que (visto desde la lucidez del día después) nos parecen un puto conyazo, les prometimos quedar para una cena de comida espanyola, supuestamente cocinada por nosotros. Ellos traerán las bebidas.

Todas estas personas (y bastantes más) tienen nuestro teléfono, nuestro e-mail, o ambos. Los dos primeros compromisos pueden traer algo bueno, pero el tercero es realmente preocupante. Sobre todo porque parecían completamente decididos a llamarnos, y altamente ilusionados por el inminente descubrimiento de la gastronomía ibérica. Ahora nos planteamos si tirar la tarjeta alemana a la basura, o guardarla en un cajón por los próximos tres meses. Lo que es seguro es que la nueva manía de ir compartiendo nuestros datos de contacto con cualquiera que se cruce por delante dentro de esas carpas de perdición se tiene que acabar. Pero a ver quién convence al subconsciente, que claramente ha considerado que estamos en una ciudad nueva y que hay que conocer gente...

jueves, 25 de septiembre de 2008

De fiestas y desoficiados

Una cosa buena de este departamento es que no es infrecuente encontrase en un ligero estado de ebriedad a las 10 de la manyana. El motivo es la buena costumbre, que imagino tienen en muchos sitios, de celebrar todo lo celebrable: despedidas, cumpleanyos, nacimientos, ascensos... El resultado es que en estas semanas que llevo aquí ya llevo siete u ocho "fiestas" matutinas. La tradición en estos eventos es que la persona que los promueve traiga comida y bebida de su país, región, ciudad, pueblo, o donde quiera que venga; con lo que siempre hay algo de alcohol, de mayor o menor graduación, que echarse al cuerpo para empezar bien el día. La semana pasada despedimos a tres estudiantes suecos, que aportaron unas botellitas muy monas de 40 grados. Para alguna gente este tipo de cosas están de adorno. Otros pensamos que si te ofrecen un par de chupitos para desayunar, es de mala educación despreciarlos...

Hoy hemos despedido a uno de los gilipollas. Al gilipollas lo han ascendido. Si no he entendido mal le hacen director de un departamento directamente relacionado con este, lo que hace que pase a estar por encima de los que eran sus companyeros hasta ahora. El gilipollas envió un e-mail la semana pasada invitando a todos a su fiesta de despedida, diciendo que lo había pasado estupendamente aquí los últimos tres anyos, pero que ahora era el momento de asumir nuevas responsabilidades, aunque, decía, nadie debía preocuparse porque seguiría estando "muy en contacto" con el grupo (aludiendo a que estaría "justo por encima" del grupo). Los gilipollas siempre tienen esa gracia natural para las bromas.

El caso es que hoy se lo ha currado y, acogiéndose al protocolo bávaro y a las fechas actuales, ha traído Weißbier para todo el que quisiera. La cerveza ha tenido más aceptación que el alcohol duro de los suecos, pero no todo el mundo se ha bebido el medio litro de Franziskaner que le tocaba. Lo que sí han hecho todos es zamparse un buen par de salchichas blancas (Weißwurst) de buena manyana. Puaj. Yo me he conformado con el Bretzel (el pan con forma de lazo de la foto, que por cierto es completamente fiel al menú de hoy).Aparte del bebercio, lo bueno de la reunión ha sido que me ha tocado al lado de una mujer con la que no había hablado, jefa del minidepartamento que hace más investigación de mercados y esas cosas. Majísima esta senyora. Normal, simpática, habladora... Me ha explicado un par de cosas interesantes, entre ellas que la situación del departamento (especialmente de mi minidepartamento) no era en absoluto normal, porque la empresa está en plena reestructuración (por la hostia mundial, claro), así que ahora no hay proyectos nuevos que hacer, y por eso mi jefe y sus companyeros están aburridos acabando algún fleco de algún proyecto antiguo y esperando a que todo se aclare para tener algo de curro. Eso explica también que Housbru tenga los problemas que tiene para encontrarme algo que hacer a mí. Ya me había contado más o menos que esto no es lo normal, pero esta mujer se ha explayado más (yo también he preguntado más Franziskaner en mano, por supuesto). Y se ve que la cosa se empezará a aclarar en octubre, pero no se sabe bien a qué altura de octubre. Así que ahí estamos.

Mientras tanto yo llevo dos días usando el trabajo como ciber. Housbru está estos días en unas conferencias, y de vez en cuando pasa por aquí y me pregunta preocupado si tengo algo que hacer. Le dejó encargado a otros dos que me fueran dando alguna cosilla, pero esos dos no están mucho más imaginativos, y aparte de una (adivináis qué?) gráfica que me encargaron ayer, parece que andan igual de perdidos que el resto.
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Wow, mientras escribía esto a venido el gilipollas 2 (que esta vez me ha caído bien, puede que me precipitara en ese juicio) a encargarme una cosa chula... Housebru seguía preocupado y ha ido buscando hasta que ha dado con alguien que me ofreciera algo que hacer. Qué extranyo es todo. xD

Pruebas de ineptitud alemana

Lago de la empresa. Anteayer.
La nueva (tercera) fecha de llegada de Internet a casa es el 3 de octubre, con lo que se cumplirá un mes desde que lo pedimos. Si no llega ese día iremos a la tienda a gritar lo que corresponde.

martes, 23 de septiembre de 2008

Haciendo carrera

La semana pasada acumulé un cierto retraso de cosas que quería contar y para las que no encontré momento. En parte porque seguíamos (y seguimos) sin Internet, y en parte porque la semana se me complicó un poco. Si todo va bien, hoy será el feliz día en que vendrá un senyor a casa a conectarnos al mundo, así que supongo que no habrá más problema. Pero mientras, ya que la manyana está ligerita, os cuento a qué me dediqué el miércoles pasado.

El miércoles pasado llegué a las 14.30 al curro. No porque me quedara durmiendo, ni porque el día anterior la liara y me encontrara en estado comatoso; es que fui a hacer de "modelo" para una foto del Annual Report de la empresa. Tan absurdo como suena.

Unos días antes un chaval coreanoalemán (persona con cara de coreano que habla alemán, especie relativamente frecuente en este país), que hace aquí su proyecto, me dijo que si quería ir con él a hacerme unas fotos para el Annual Report (revista con muchas fotos para los inversores). Resulta que él trabaja como ayudante de los que hacen la revista y tenía que buscar a algún intern que saliera con él en la foto. Otros anyos parece ser que habían cogido a "profesionales", pero esta vez había recorte de presupuesto.

Por supuesto mi primera reacción fue decir que no, simpática yo donde las haya, pero viendo que el muchacho no estaba preparado para semejante respuesta (en el extranjero son muy susceptibles), lo cambié por un "Bueno, es que a mí no me gustan mucha las fotos..., pero si hay que ir...". A lo que él contestó: "El fotógrafo es bueno, digo yo que saldremos bien..., es algo nuevo, y ese día seguramente no trabajarás". Con el último aliciente le sobraba.

Aquello quedó olvidado hasta que el martes recibí un e-mail que decía lo siguiente:

- Date/Time: Wednesday, September 17, 2008, 10.00 AM (Duration: approx. 2 hours)
- Location: St.-Anna-Platz, Lehel (in front of Café "Maria Gandl")
- Scene: You are visiting Munich as (backpacker) tourists and just did some sightseeing and shopping and are standing in front of a Café, checking the Munich map in your mobile phone.
- Clothes: Casual, rather colorful (backpacker like, e.g. jeans, sweater and sneakers). If possible, please bring 2 or 3 tops in order to have alternatives (there is a toilet in the Café where you can change).
- Make-up: light make-up (Victoria, not Patrick! :) )
- Requsites: small rucksack (backpack) and shopping bags, will be provided by me.

En resumen: me citaba en un café del centro de Munich, donde se suponía que mi companyero y yo teníamos que hacer de turistas que miraban el mapa de la ciudad en su móvil frente al escaparate de ese café. La parte buena es que había que vestir como turistas mochileros: vamos, con mi ropa normal. La parte mala es que la cosa sonaba a más montaje del que una habría querido.

Al llegar allí estaba solo el fotógrafo. Un tío rubio con gafas y cara de fotógrafo. Posteriormente llegó un ayudante del fotógrafo, una estudiante de fotografía, la tía de la empresa que se encargaba del asunto, un director de escena, mi companyero y yo. Que no son pocos. La siguiente hora y pico transcurrió entre discusiones del director de escena, el fotógrafo y la de la empresa, acerca de si poner mesas cuadradas o redondas en el fondo, si sacar el toldo de la cafetería medio metro o metro y medio, si darnos una mochila Puma o una marca la pava para llevar encima, si esperar a que saliera el rayo de luz o quedarnos con una atmósfera más invernal, y dudas metafísicas semejantes. Después de eso nos colocaron en una loseta mirando los dos el móvil que sostenía el coreano, y después de varios "juntaos más, la cabeza más alta, no tapes tanto el móvil, poned cara de friendly", el tío empezó a echar fotos como un loco. Posteriormente, milagros de la era digital, la comitiva se retiró a deliberar sobre las fotos, y volvieron con alguna otra indicación, más todas las anteriores. Así hasta tres veces. Unas 60 fotos, creo yo. Cuatro horas y media. Ver para creer.

Cuando salimos de allí a la una y media, el coreano y yo nos fuimos a meternos una pizza y un litro de cerveza, así que, aunque aparecí por el trabajo después, el día fue bastante poco productivo. Lo cual hizo que la segunda parte de la semana se resintiera apreciablemente.

Dicen que las fotos están bien, que nos darán la que elijan en tamanyo XXL. Ya os la pasaré para que os riaís como corresponde. Ahora, una cosa está clara, los interns estamos para un roto y para un descosido. El recuento de trabajos sucios del mes va por: hacer todas las gráficas de Excel imaginables, preparar la fiesta de cumpleanyos de mi jefe, y hacer de modelo de foto. Veremos qué es lo siguiente.

lunes, 22 de septiembre de 2008

La Oktober

La Oktoberfest es como meter el Bando de la Huerta en la feria de septiembre, añadir 6 millones de litros de cerveza, convertirlo en la fiesta más conocida de Europa, y hacerlo durar tres semanas.

La entrada es bastante desconcertante. Varias hectáreas de montañas rusas, nubes, barcos vikingos y casas del terror, que te hacen pensar que la famosa fiesta va a ser en realidad una puta estafa. Pero entre atracción y atracción sobresalen unas carpas, cada una perteneciente a una marca de cerveza, donde se cuece el verdadero asunto. Las llaman carpas, pero son gigantescas construcciones de madera con una sala central enorme, escaleras que llevan a otras plantas y terrazas y, en general, dimensiones tales que requieren veinte baños de tías y veinte de tíos.

Conseguir entrar en una de estas "carpas" es una odisea. Hay 14, dentro de cada una caben unas 7000 personas (sentadas), y aquello está abierto de 10 de la mañana a 10 de la noche. Pero prácticamente todo está reservado desde el año anterior. Así que tienes dos opciones: ponerte a la cola en la entrada principal y esperar durante horas a ver si consigues entrar, o tratar de colarte por las puertas de las reservas. La técnica de las puertas de los reservas no es precisamente desconocida, así que la cosa está bastante mecanizada: esperas media horita frente a una de esas puertas, con un portero animal que te dice que por allí no se entra y, de repente, ese mismo señor abre esa entrada durante veinte segundos, en los cuales las treinta personas a las que les ha tocado la china de estar justo ahí (hay montones de puertas como esa) se precipitan en avalancha hacia dentro (ellas y todo aquél que esté por la inmediaciones y se percate del tema), hasta que el portero pone más cara de animal que nunca, y empuja la puerta como solo un alemán enfadado puede hacerlo, gritando "AUS!, AUUS!!!", y llevándose por delante a todo el que no haya estado suficientemente espabilado.

Claro, después de esto, cuando uno se ve dentro se siente como recién aceptado en el paraíso. Y entonces te empiezas a enterar de qué va la cosa realmente: mesas y mesas y mesas de madera llenas de gente, camareras que llevan 14(!) jarras de litro de cerveza (llevar dos ya te deja un dolor de muñecas considerable), todos los autóctonos vestidos de bávaros y bávaras, un nivel de alcoholismo sorprendente para ser la una del medio día, y mucha gente subida a las mesas cantando y pegando botes al son de canciones germanas.

El montaje, en resumen, es espectacular. En España no hay cojones de hacer algo así. Para esto también hay que ser alemán.

Por otro lado, el lugar no puede ser más propicio para conocer gente. Si no hago mal el recuento, a lo largo del día hicimos seis grupos de "amigos", y hablamos con unas veinte personas cada uno (digo hablar de hablar un rato, los roces momentáneos son incontables), desde gente muy maja a grandes gilipollas, pasando por alguna madre borracha. Es normal, puesto que te dedicas a pasarte el día buscando una mesa donde sentarte para pedirte el siguiente litro de cerveza.

Una de las cosas que le gusta a Nacho de Alemania es que los alemanes son gente muy civilizada. Es cierto, son muy civilizados. Normalmente vas a cenar a algún sitio y el silencio y la tranquilidad son sorprendentes. Pero es porque se pasan el año reservándose para esta cosa. Alguno de los que conocimos nos dijo que normalmente iba unas ocho o nueve veces durante estas casi tres semanas. Eso viene a ser ir día sí y día no. Yo me lo pasé muy bien, pero el domingo pensaba que no me volvían a ver el pelo por allí (aunque ahora ya pienso que seguramente el sábado que viene me habré recuperado totalmente). Si consigues ir nueve veces, y hacer el animal como se hace allí las nueve veces, es normal que te pases el resto del año siendo una persona civilizada.


viernes, 19 de septiembre de 2008

Puto clima continental

Se pasa uno dos semanas rondando los 30 grados, yendo al trabajo casi en banyador, y el lunes siguiente amanece con 6.

Dicen que "tan brusco no es normal"... Desde luego normal no es.

martes, 16 de septiembre de 2008

La vida del Otro

Hola a todos, soy El Otro, (¡salud, Españoles!) y hoy escribiré esta entrada por dos motivos. El segundo es porque Vito, abrumada por el éxito de este blog y por los mensajes de apremio para escribir con más frecuencia, ha decidido incorporarme a la plantilla. El primero es porque uno de vosotros se ha interesado por mí. Así que lo voy a contar. La entrada va ser algo más técnica de lo habitual, aunque prometo no hablar sobre cables. A cambio pondré las eñes.

El día 1, justo antes de venir a Múnich, encontré pegada a una farola una petición desesperada de ayuda que decía en letras grandes, gruesas y negras como un Pollo: "Necesito un aplicativo". Más abajo se extendía: necesitaba que alguien le hiciese un programa para extraer datos de listados de empresas y guardarlos en Excel sin dejarse los dedos y la vida copiando y pegando. Se despedía dejando un teléfono y la promesa de pagar si se resolvía su problema. Conmovido por la llamada sincera de auxilio, llamé y conseguí el trabajillo.

Se trata de hacer algo en que, con una página web abierta, uno clique en los campos que le interesan y el programa recuerde la estructura de la página y los campos seleccionados. Entonces se le pasa una lista de páginas y él solo las va abriendo y guardando los datos en una tabla de Excel. Al final te queda una tabla con el nombre, la dirección, el e-mail, etc. de cada empresa. Más tarde, cuando fueron concretando, me di cuenta de que se dedicaban al noble arte del SPAM.

Al día siguiente llegué a Múnich y me puse manos a la obra. Pensé en hacerlo como extensión del navegador Firefox. Las extensiones son añadidos a Firefox que la gente programa y añaden funcionalidades nuevas. Por ejemplo yo tengo una para que si hago doble click en una palabra me abra una pestaña con el resultado de buscarla en un diccionario de alemán. El principal problema que me encontré para hacer una aplicación para internet que pasase datos a Excel es que no tengo ni internet ni Excel. Al día siguiente vino Vito quejándose de que trabaja todo el día en Excel. Dios le da pan al que no tiene dientes.

Así que con una mano en cada huevo me fui a mi cibercafé de confianza con un pen drive de 128 megas y me bajé lo que encontré sobre cómo hacer extensiones de Firefox, unas cuantas ya hechas para ver cómo las habían parido y algunas páginas web de ejemplo para probarlo. Encontré una extensión similar (en lugar de guardar los campos que te interesan recuerda donde están para no mostrarlos más, y así ahorrarte el spam) y me puse a modificarla. Es decir, que acabé adaptando una herramienta para combatir el spam a sueldo de un spammer.

Cuando uno está programando, a cada poco va probando el resultado. Metes una cosilla nueva, guardas y lo pruebas a ver si funciona. Cuanto menos lo pruebas, menos seguro estás de donde la has cagado en el trozo nuevo que has hecho. Yo hago esto de forma compulsiva, a lo mejor una vez cada minuto. Pero claro, cuando es una aplicación de internet hay que probarla en internet. Y cuando no sabes cómo funciona algo más allá del pequeño manual del pendrive, lo buscas en... internet. Al parecer nadie ha pensado que quieras hacer extensiones de Firefox sin internet, así que todo son webs.

El cliente se mosqueó un poquillo cuando a su petición de pasarme por su oficina (está cerca, dijo, aquí en Cornellà) le contesté que estaba en Múnich, así que preferí que no se enterase de que no tenía internet ni Excel.

Entonces lo que hice fue apuntarme en una libreta qué cosas probar y qué cosas buscar en internet e ir dos veces al día al cibercafé. Para la parte del Excel le envío por la noche ficheros a Vito para que los abra en el trabajo y me envíe de vuelta otros por la mañana. El resto del tiempo lo pasaba programando tumbado en nuestro colchón hinchable con el ordenador calentándome la huevera. A veces fantaseaba con qué pensarían los vecinos al verme tecleando en un portátil sentado sobre un colchón hinchable en una habitación vacía. La escena me recordaba al piso franco de la película, precisamente, Múnich. Cuando fuimos a Ikea insistí en comprar un somier reclinable, que ha mejorado mucho mis condiciones.

Y todo iba más o menos así hasta que una mañana la pantalla mi ordenador murió y tuve que volver a empezar el programa en el ordenador de Vito. En estado de alerta máxima, la rutina en los días siguientes fue: despertarse, programar, visita al ciber, comer, montar muebles de Ikea, saludar a Vito, programar, visita al ciber, dormir.

El ordenador de Vito funciona siempre algo mal, y nunca tiene lo que uno necesita, sea lo que sea. Por ejemplo, su Firefox no deja instalar extensiones nuevas, lo que me dificultó bastante programarle una extensión. Tampoco tiene música. La compañía la aporta pues una planta de albahaca que compré en el super por dos euros.

Por suerte encontré un programa que hacía prácticamente lo mismo que ellos querían y conseguí que accedieran a comprarlo y yo les redactaría el manual y ejemplos explicativos a cambio de cobrar algo menos. Como no era perfecto, hice un segundo programa para acabar de arreglar el resultado del que han comprado. También me han pedido uno nuevo para sacar las direcciones de correo automáticamente a partir de listas de nombres de empresas.

Últimamente las cosas van algo mejor. Traté de arreglar el ordenador. Primero hablé con el servicio técnico español, donde me enviaron a hablar con los alemanes. Los alemanes respondían a las descripciones largas de mi problema diciendo que era de Windows (?) y que era cosa mía. Al final les convencí con la siguiente descripción del problema: "Mein Bildschirm ist schwarz. Immer. Von Anfangen zu Ende" (Mi pantalla es negra. Siempre. De principio a fin). Finalmente ayer me trajeron a un alemán a casa para arreglármelo. Qué hombre. Un tipo vestido con un jersey de abuelo de lana verde, de facciones grandes, con el arco de las cejas muy prominente y unas manazas de cortar troncos que iba desatornillando a toda velocidad de la forma más sistemática que se puede imaginar. Recordaba fuertemente a las películas del ejército, cuando el sargento ordena que desmonten y monten el arma cronómetro en mano. Era imposible no imaginárselo hace 65 años con un casco nazi desencasquillando su MP40 sobre la nieve. Tardó en desmontarlo absolutamente todo, cambiar la placa madre y volverlo a montar unos diez minutos. Se despidió con un "Servus, Herr Nacho" y apuntó en el recibo "El cliente está contento" (Kunde ist zufrieden). No lo sabes bien, amigo protonazi.

Un día volví del cibercafé y descubrí que la compañía de internet nos había dejado el router. La solución a mis problemas. Con gran alborozo estuvimos descifrando durante toda la tarde el manual para instalarlo en alemán. En vano. Al final desciframos en una carta adjunta que hasta el día 23 no nos darán de alta.

He encontrado una oferta de trabajo cerca de casa y exactamente de lo mío en una empresa en la que además parece que buscan gente que hable español (hacen programas para aprender idiomas). No he escrito aún porque mi currículum estaba en mi ordenador y porque necesito internet para prepararme la entrevista. Por otra parte, acabo de ver que he cobrado de la gente del SPAM el primer pago. El meñique que me jodí en bici sana bien y ya casi no me duele al teclear. El futuro pinta bien.

Así que ahora, con ordenador, esperanza de internet, y todos los muebles montados, escribo esto mientras me como una Bratwurstchenken Fränkische Art caducada aromatizada con albahaca. Como dicen, las fechas de caducidad son para asustar a las madres.

Ahora voy a guardar esto en el pendrive y lo publicaré cuando vaya al ciber. ¡Salud, españoles!

domingo, 14 de septiembre de 2008

El Club del Pollo Negro

El barrio mola. Tenemos justo abajo una cerveceria/bar/restaurante donde se cena muy bien a buen precio, en la esquina el bar Carlitos, en el que viernes, sabados y domingos sirven unas pizzas espectaculares, y en general bastante ambiente y buenos sitios. También es cierto que comparado con el pueblo a las afueras de Zurich en que vivíamos en Suiza, cualquier cosa parece Manhattan.

Nacho, en sus pesquisas por la zona tratando de buscar tiendas en las que comprar destornilladores y otros utensilios imprescindibles estas dos semanas, había visto un bar de beber con buena pinta muy cerca de casa. Así que hacia él nos encaminamos el sábado por la noche al salir del Carlitos. Es un sitio oscuro, con una barra llena de gente, bastantes mesas y taburetes de madera. Entramos, nos sentamos y, cuando estamos a punto de levantarnos a pedir, aparece un senyor con escaso pelo y cara de pocos amigos, que pregunta:
- "Pertenecéis al Club del Pollo Negro?"
A lo que Nacho, en un encomiable intento de integración en la lengua germánica contesta:
- "Zwei Bier, bitte" (dos cervezas, por favor)
El hombre, que incomprensiblemente muestra claros signos de disconformidad con la respuesta, insiste:
-"Sois del Club del Pollo Negro?"
En esta ocasión voy yo:
-"Entschuldigung, ich verstehe nicht" (disculpe, no entiendo)
Llegados a este punto, la cara de pocos amigos empieza a tornarse en cara de mosqueo evidente, el senyor saca una cartulina roja del bolsillo que nos muestra cuan Medina Cantalejo y, en un perfecto inglés-alemán, increpa:
- THIS-IS-EIN-CLUB.
Nosotros (ya medio levantándonos):
- Aaahhhh.
El hombre, calmándose un poco:
- Para ser del club tenéis que pagar un euro. Acompanyadme.

Por supuesto, ante semejante situación a uno no se le ocurre decir que no quiere ser del Club del Pollo Negro. Menos si el Club del Pollo Negro está a treinta metros de la puerta de tu casa. Así que allá fuimos con nuestro euro. Firmamos en una hoja, y recibimos sendas cartulinas rojas con un gran pollo negro, en las que pusimos también nuestro nombre, convirtiéndonos en los flamantes miembros 9624 y 9625 del Club del Pollo Negro.

Una vez que uno supera la bienvenida, el local podría pasar por un bar normal y corriente... De no ser por unas fotos de pollos (digo pollo, pero seguramente sería más preciso decir gallo) de todas las clases, de feos a feísimos, que decoran la pared. Y de no ser por un senyor calvo con perilla y un tatuaje de la oreja a la mano, que se pasea incesantemente por el bar dando la mano a todos los miembros masculinos del club y besando la de todos los femeninos, con una frecuencia de mano/beso cada media hora (es decir, en horita y media te tocan tres besos). Viéndole uno nota que, lejos de lo que se pudiera pensar, pertenecer al Club del Pollo Negro no es ninguna tontería, pues este hombre es la viva imagen de la frase final de Leo Di Caprio en "La Playa":
"Lo importante no es a donde vas, sino cómo te sientes en el momento en que llegas a formar parte de algo."
Aunque sea del Club del Pollo Negro.

(Nota: Queda claro con esto que cualquiera que desee honrarnos con su visita tendrá que venir preparado para convertirse en miembro del Club del Pollo Negro.)

sábado, 13 de septiembre de 2008

La gesta del segundo sábado

Hay gente que hace las cosas normal, y hay gente que las hace a lo bestia. Nosotros sin duda somos de los de a lo bestia. Buscar piso a lo bestia, amueblar a lo bestia... y hoy ha tocado comprar bici a lo bestia.

El otro día nos llegó una publicidad de unas bicis a buen precio en un supermercado que está a unos diez kilómetros de casa. En U-Bahn es un momento. Y en bici tampoco es excesivo... A menos que nunca hayas montado en bici. Lo cual era el caso de Nacho.

Pero para allá que nos hemos ido esta manyana a las doce, con los siguientes objetivos por delante:

1) Llegar al lugar y comprar dos bicis.
2) Que Nacho aprendiera a montar en bici.
3) Conseguir volver a casa.

Por supuesto, siempre teníamos la opción (creo que ilegal, pero opción al fin y al cabo) de subir la bici en el U-Bahn (el metro de aquí, más o menos) y volver tranquilamente. Pero qué gracia habría tenido eso?

Elegir una bici, comprar las herramientas necesarias para girar todo lo girable de la bici, medio montarla (estaba sin pedales y con el manillar mirando para Albacete), hincharle las ruedas, y demás cosas por el estilo, nos debe haber llevado un buen par de horitas. Y después de eso nos hemos encontrado en la puerta de un supermercado a las afueras de Munich, sin puta idea de hacia donde estaba el centro, sin mapa (por supuesto) y con una bici cada uno.

Afortunadamente, aprender a montar en bici cuando eres mayor es más fácil que cuando eres pequenyo (por aquello de que te llegan los pies al suelo). Afortunadamente el primer par de kilómetros eran por una senyora acera de diez metros de ancho. Y afortunadamente el ninyo ha estado bastante inspirado. Así que una horita y pico más tarde hemos conseguido llegar hasta la esquina de nuestra calle en perfectas condiciones. Y un minuto más tarde hasta la puerta de casa sin más desgracias que un dedo menyique contusionado por la mala costumbre de frenar agarrándose a lo primero que uno ve (una farola, en este caso).

Los sábados empiezan a dar miedo.

martes, 9 de septiembre de 2008

Confirmado

Para mi jefe es un curro encontrarme curro. Pobre House. Le acabo de decir que había acabado lo último que me mandó y me dice, con cara pensativa: "Ajám... así que ahora hay que buscarte algo para hacer... Es que es complicado, sabes? Porque ahora mismo ni nosotros tenemos mucho que hacer..."

Ah, lo tengo rondándome por ahí desde el primer día... pero hoy he ido a Google Images, por si la memoria me traicionaba, y no hay duda posible:

Actualización: Joder, para ser difícil buscarme algo que hacer ha tardado bien poco en enviarme un mega e-mail con algo que empieza a no ser tan fácil (ni tan rollo). Básicamente me ha pasado un trozo de su supuestamente escaso trabajo. Pero bueno, bien está. Antes que el e-mail ha llegado él mismo a decirme que me había enviado un e-mail. Por supuesto estando yo en plena elaboración de mi collage. Afortunadamente ya cambio las mierdaventanas de Windows con soltura...

Actualización 2: Jaja, y medio minuto después ha enviado un mail diciendo que nos invita a las cuatro a tomar tarta porque está a punto de hacerse un anyo más sabio (en inglés le ha quedao mejor). Qué majete HousBru. :)

Actualización 3: Posteriores diálogos con HousBru del día de hoy:

(Cuando estaba a punto de empezar a hacer lo que me ha encargado hoy):
- "Me ayudas con una cosa?"
- "Sí claro"
-"Tarea especial. Es que es mi fiesta de cumpleanyos... y tengo que recoger las tartas y las bebidas... Y seguramente no podré con todo.
...
-"Bueno, y hay que buscar algo para que hagas, aparte"
-"Bueno, la verdad es que ahora sí que tengo trabajo"
-"Sí. Hagamos que dure"
...
-"Tú crees que es suficiente bebida para 20?"
-"Coge otra de champán"
...
(Volviendo de la tienda, yo con las tartas, él con las bebidas)
-"Tantos anyos de estudio para que luego te encarguen esto... eh?"
-"No, no... está muy bien."

Por otro lado he descubierto a un crack en el departamento. Bueno, es que esto es un departamento de unas 25 personas, dividido en tres minidepartamentos, y el tío este no es de mi minidepartamento, así que no le conocía. Mientras HousBru servía nervioso su tarta de cumpleanyos (buenísimo HouseBru nervioso preparando las cosas), se ha hecho un poco de silencio incómodo en la sala con los veintipico allí.
- "Bueno, Bruce, cuenta para los nuevos esa historia del día que te despertaste desnudo abrazado a un canguro."
Hay que aclarar que Bruce es australiano. Es una parida, pero a mí me ha hecho mucha gracia. xD A este senyor hay que seguirle la pista.

Uy, las cinco. Vaya día de curro.

domingo, 7 de septiembre de 2008

Visita a la Fortaleza del Mal

Uno oye cosas. Que es muy grande, que la gente va a pasar el día, que se puede desayunar allí, que hay que ir con el catálogo memorizado y sabiendo lo que se quiere, que la exposición es larguísima, que en una segunda fase hay que bajar a un sótano a buscar lo que has elegido... Da igual lo que uno haya oído: nunca se está lo suficientemente preparado para una primera visita a Ikea.

La cosa se agrava si, en lugar de ir a buscar un mueble concreto para completar tu ya amueblada vivienda, lo que quieres es amueblar COMPLETAMENTE tu apartamento. Se complica más si tan solo has hojeado durante cinco minutos un catálogo que por casualidad apareció en tu buzón el día anterior. Más si en vez de en un coche o furgoneta vas en transporte público. Más si un somier no es un somier sino un Lattenrost. Y más aún si, en general, pretendes seguir pensado con las normas de la vida de ahí fuera, y tratas de ignorar que te encuentras, por un día, en un mundo desconocido (por ti al menos, hay otros que parecen completamente adaptados) que funciona con sus propias normas.

No te dejes enganyar por el hecho de que tu madre vaya a Ikea los sábados por gusto. Ella sabe recitar el catálogo al revés, elige un único mueble que ni si quiera le es imprescindible, va un día a mirarlo, va otro día a comprobar que le sigue gustando, y vuelve un tercer día a cogerlo con la ayuda de tu padre. Pero ese puede no ser tu caso. Si te encuentras ante la gesta Amuebla Tu Casa En Un Día, esto son cosas que hay que saber:

- Apunta en el papelito SOLO lo que REALMENTE NECESITES. Todo lo demás no hará más que desviarte del objetivo principal, que no es pequenyo.

- No dudes. No apuntes dos lámparas pensando que ya decidirás luego cuál quieres. Ese "luego" no existe. Luego tendrás un papel lleno de números y nombres que no sabes a qué corresponden.

- Si una dependienta te dice en alemán que no te preocupes si en la ficha informativa del mueble no aparece el numerito de la estantería en la que lo tendrás que buscar posteriormente, no hagas caso: preocúpate y, si es posible, elige otro mueble. La salud es más importante que tener todo a juego.

- Cuando te veas desfallecer ve a comer, al final de la exposición de muebles hay un bufé que funciona de forma normal y corriente, no son TAN sádicos.

- Sal de la exposición sin un atisbo de duda acerca de lo que quieres: si dudas no estarás preparado para la fase final.

- Trata de pasar con los ojos cerrados el enorme espacio entre la exposición de muebles y el almacén de muebles: no es momento de comprar alfombritas, ni vasos, ni mierdas semejantes. Es muy importante salir libre de carga y completamente cuerdo de esta sección (que no brilla por su orden). Lo peor está por llegar.

- Coged un palé cada uno (ah, debe estar claro pero... NO VAYAS SOLO).

- Mantén la calma cuando traspases la puerta y entres en el almacén: ahora estás realmente entrando en Ikea, todo lo anterior era el decorado. A partir de ahora es cuando empiezas a hacer aquello para lo que has venido: convertirte en un trabajador más de la cadena. Verás cajas gigantes por todos lados y querrás huir, tranquilo, a pesar de las enormes dimensiones, la mayoría tienen un peso menor del que aparenta.

- Si, por desgracia, hay alguna cosa de la que no has conseguido apuntar la estantería, acude al punto de información... Te tratarán bien, pero no salgas de allí aceptando un "no, ese mueble que usted me dice no existe con ese nombre y esas medidas". Insiste y sé muy preciso. No es lo mismo un "armario ANEBODA", que un "armario PAX ANEBODA". Y los ordenadores tampoco siguen las reglas normales.

- Cuando sientas que la cabeza te va a reventar, considéralo como la senyal para salir de allí. Da igual si no tienes todo lo que viniste a buscar. Es SEGURO que la cabeza puede llegar a explotar allí dentro.

Me dejo cosas, pero éstas al menos conviene no olvidarlas. Cuando finalmente consigues firmar el papel que dice que todo llegará a tu casa sin que tengas que arrastrarlo hasta allí con los dientes, que hace que puedas deshacerte de los dos palés a reventar y el carro, quedándote tan solo con las dos bolsas de chorradas que no has podido evitar comprar, y empiezas a ver la luz al final de túnel, el chaval que ha apuntado tus datos te dice, con cara de infinita comprensión: "You did it", cuya traducción literal sería: "lo hicisteis", y cuya traducción más fidedigna al castellano (el inglés lo que sí tiene es la capacidad de comprimir mucha información en unas pocas sílabas) sería: "pobres desgraciados, lo habéis conseguido, habéis superado un día en El Infierno de Ikea".

viernes, 5 de septiembre de 2008

Lugar del crimen





Horas

Acabo de hacer algo que debe inclumplir varios principios básicos, porque noto remordimientos: ir a decirle a House, un viernes a las 9.40 de la manyana, que había acabado lo que la otra tía me encargó ayer (ella no trabaja los viernes, por nosequé que le pasa en la espalda), así que puedo hacer alguna otra cosa. Habrá quien piense que es normal que pida algo que hacer, que si no uno se aburre. Pero no, no es el caso. Yo me podría pasar el día entero aquí en Internet sin aburrirme nada nada. Y ahí está ahora House pensando qué encargarme. Seguro que acaba siendo trabajo que en realidad no había que hacer, y que me lo da para que no me aburra. Cuando, si no hubiera dicho nada, habría quedado la cosa como que hoy he estado haciendo todavía lo de ayer, y el lunes todos tan contentos. Es normal que tenga remordimientos. Creo que no lo haré más. Al menos un viernes no. Está muy mal pensado.

Por otra parte, he dado con el horario "ideal" (no es que lo haya buscado mucho, es el que ha quedado naturalmente después de cuatro días, teniendo en cuenta mi afición a madrugar, el horario de trenes, y que tengo que tener un horario semejante al de mis supervisores, con la ventaja de que desde mi sitio veo cuándo entran y cuándo salen, pero ellos a mí no). Salgo de casa a las 8.50 y entro otra vez por la puerta a las 17.35. Eso hace siete horas y media dentro del trabajo (de 9.30 a 17.00), contando el rato de comer, y más de ocho y media en total dedicadas a la esclavitud. Quedan pues, idealmente, siete y media de hacer algo y ocho de dormir (o al revés). Tampoco está tan mal... de momento. Ahora bien, he pensado que ya me puede tocar el gilipollas de supervisor o su padre, que yo no me quedo aquí más de lo que pone el contrato. Solo faltaba eso.

Por cierto, sigo muy entretenida y se me pasa la manyana volando. De momento me quejo un poco por gusto.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Alguien debería decirle a mi jefe...

... que felicitarme implica que pierda el tiempo el siguiente par de horas. (No soy yo, es mi subconsciente, el mismo que "calculaba" el tiempo mínimo necesario de estudio por exámen... Qué voy hacer? Sigue estando ahí...)

Los gilipollas

En esto, como en todo, hay dos tipos de personas: los gilipollas y los no gilipollas. Ejemplo de no gilipollas: mi supervisor (tiene otro parecido televisivo aparte de House, pero aún no lo identifico...), que me viene a felicitar por siete mierdas de gráficas que he tardado dos días en hacerle. Ejemplo de gilipollas: el supervisor de una china que tengo al lado, que el primer día le dijo: "Tienes que ser una persona extraordinaria! No puedes cometer NINGÚN FALLO!". Un par de máster en psicología, debe tener.

Lo bueno (supongo) es que a los gilipollas se les ve claramente en la cara, y si hay alguna duda se confirma en cuanto abren la boca para saludarte (saludar con cara de estar haciéndote un exámen está feo). De estos tenemos al menos un par. Los demás en principio bien.

Esta manyana es que hemos tenido una reunión breve, que se ve que se hace cada miércoles, en la que el jefe-jefe cuenta cosas de los altos mandos y cada uno cuenta a qué se ha estado dedicando en la semana. Yo de paso me he presentado y blabla. Nada, una pollez, porque yo creo que nadie escucha lo que dicen los demás, sino que cada uno espera su turno para decir la frase que tiene que decir y desconecta. Bueno, sí, los dos gilipollas se escuchan entre ellos y discuten, que os podéis imaginar el conyazo.

En fin, corto por ahora, voy con mi segunda "task": más gráficas, pero esta vez sin saber qué tengo que poner en ellas. Veurem.

Nota: Se me había olvidado habilitar lo de permitir comentarios a anónimos. Ya se puede comentar sin problema (para todos los que, seguro, vieron su intento de escribir frustrado por eso.)

lunes, 1 de septiembre de 2008

Día 0

Mi jefe es House afeitado. Muy majo, por otra parte.

Aquello es gigantesco, 5000 currantes, una miniciudad con tiendas y todo. Un gimnasio muy chulo, campo de fútbol (de césped, claro, aquí todo es césped), pista de tenis, voley playa y basket. Vamos, que si te descuidas vives allí.

El Firefox no ha llegado, ni siquiera el nuevo Explorer, en el que finalmente han conseguido lo de las múltiples pestanyas. Así que ahí estoy con mis mil ventanitas.

Los zapatos son un invento del diablo.

Parece ser que nos dedicamos a asesorar a los capos sobre para dónde tirar con la empresa (ni idea de hasta qué punto les importará a ellos nuestro asesoramiento). Hay entre 10 y 15 personas en el grupo.

Tarea a corto plazo (para manyana): aprender a usar el Excel como si llevara haciéndolo toda la vida y presentar unas gráficas con mis habilidades excelianas recién adquiridas.

A medio plazo (durante el próximo mes): un proyecto sobre el que no puedo decir casi nada, primero porque aún no sé bien de qué va, y segundo porque todas estas cosas se ve que son secretas. Pero bueno, digamos que tenemos un producto que no está dando dinero y se está planteando una forma en la que es posible que sí que de dinero, pero hay que "estudiar" si realmente puede darlo y de qué forma habría que hacerlo para que lo diera. Dicho así suena un conyazo, pero puede ser interesante, aún no lo sé. Ah, esta cosa la hacemos tres: House, una tía y yo. House y la tía casi lo han acabado, así que se calcula que solo queda un mes de esto.

Después de eso: otro proyecto desconocido por todos. Seguramente con House y la tía otra vez, no se sabe.

Mi jefe es de los buenos: hoy no ha ido ha recogerme cuando tenía que ir, sino que ha aparecido una hora más tarde "atabalat" pidiendo disculpas y diciendo que había tenido que alquilar un coche y no sé qué historia. obviamente para mí esa es una de la mejores presentaciones posibles. La tía más formal pero también maja.

Ah, yo he llegado media hora antes de lo que tenía que llegar hoy, cosa que no se repetirá, claro. En todas partes he leído que hay que currar solo 7 horas al día, y si curras más vas acumulando un balance positivo que luego puede darte hasta días libres extra... pero, no sé, yo hoy no he visto a nadie irse a las 4... Veremos manyana.

Y nada... hoy sigo durmiendo de camping en el piso. La misión conseguir colchón queda para otro día.

Po qué

Por no enviar varios mails con las mismas chorradas, ni hacer una lista de correo que desespere a la mitad de la lista de correo.

No sé cuántos días durará el tener algo que decir, pero bueno, de momento aquí queda.