sábado, 13 de septiembre de 2008

La gesta del segundo sábado

Hay gente que hace las cosas normal, y hay gente que las hace a lo bestia. Nosotros sin duda somos de los de a lo bestia. Buscar piso a lo bestia, amueblar a lo bestia... y hoy ha tocado comprar bici a lo bestia.

El otro día nos llegó una publicidad de unas bicis a buen precio en un supermercado que está a unos diez kilómetros de casa. En U-Bahn es un momento. Y en bici tampoco es excesivo... A menos que nunca hayas montado en bici. Lo cual era el caso de Nacho.

Pero para allá que nos hemos ido esta manyana a las doce, con los siguientes objetivos por delante:

1) Llegar al lugar y comprar dos bicis.
2) Que Nacho aprendiera a montar en bici.
3) Conseguir volver a casa.

Por supuesto, siempre teníamos la opción (creo que ilegal, pero opción al fin y al cabo) de subir la bici en el U-Bahn (el metro de aquí, más o menos) y volver tranquilamente. Pero qué gracia habría tenido eso?

Elegir una bici, comprar las herramientas necesarias para girar todo lo girable de la bici, medio montarla (estaba sin pedales y con el manillar mirando para Albacete), hincharle las ruedas, y demás cosas por el estilo, nos debe haber llevado un buen par de horitas. Y después de eso nos hemos encontrado en la puerta de un supermercado a las afueras de Munich, sin puta idea de hacia donde estaba el centro, sin mapa (por supuesto) y con una bici cada uno.

Afortunadamente, aprender a montar en bici cuando eres mayor es más fácil que cuando eres pequenyo (por aquello de que te llegan los pies al suelo). Afortunadamente el primer par de kilómetros eran por una senyora acera de diez metros de ancho. Y afortunadamente el ninyo ha estado bastante inspirado. Así que una horita y pico más tarde hemos conseguido llegar hasta la esquina de nuestra calle en perfectas condiciones. Y un minuto más tarde hasta la puerta de casa sin más desgracias que un dedo menyique contusionado por la mala costumbre de frenar agarrándose a lo primero que uno ve (una farola, en este caso).

Los sábados empiezan a dar miedo.

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